domingo, 25 de septiembre de 2011

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Declaración de Paz de Itamaraty

El 17 de febrero de 1995, se firma la Declaración de Paz de Itamaraty, en Brasil, que determina la retirada de las tropas de ambos países.

Sin embargo, en incidentes "confusos", se producen nuevos combates en la zona del Cenepa (Tiwinza, Base Sur y Cueva de los Tayos). Si bien ni Ecuador ni Perú cumplieron lo acordado en el tratado de Itamaraty, la versión oficial ecuatoriana es que, debido a que el Presidente del Perú, Alberto Fujimori, había anunciado anteriormente la captura de estos destacamentos, era indispensable tomarlos antes de la llegada de los observadores y periodistas a la zona. Periodistas peruanos y Alberto Fujimori llegan escoltados por un pequeño grupo de soldados al izamiento de la bandera nacional del Perú en Cueva de los Tayos, un hecho que la representante de los Estados Unidos ante la OEA, calificaría el viaje de Fujimori en una reunión urgente de la OEA el 23 de febrero de 1995, de "provocación". El gobierno estadounidense también expresaría su rechazo ante el uso bélico que se le dio el 22 de febrero a los helicópteros que aquel gobierno dono al Perú para combatir el narcotráfico. El sábado 25 de febrero los garantes instan a las partes "a evitar cualesquiera iniciativas que puedan ser interpretadas como amenaza o como provocación". Finalmente se desmilitarizó la zona de conflicto; tropas ecuatorianas se replegaron en Coangos y tropas peruanas hicieron lo mismo en PV1.

Según la tesis de Javier Pérez de Cuéllar, la desmilitarización debió efectuarse en ambos lados de la frontera, teniendo así la base de Coangos que ser desmilitarizada, ya que desde la cumbre de este sitio tropas ecuatorianas recibían apoyo logístico de su artillería, lo que facilitaría un supuesto nuevo infiltramiento de tropas ecuatorianas en Tiwinza

RESULTADO DE LA GUERRA


Ecuador, los militares han cumplido sus objetivos. Su poder no será tocado, y todo intento de reducir su control será visto como una falta de patriotismo. Mantendrán el canon petrolero por 15 años más, conservaran sus empresas y reforzaran su presencia en el gobierno. Duran Ballén no podrá aplicar su programa de reformas y deberá contentarse con un acuerdo con los militares que le permita terminar su mandato. En Perú, los militares han sido aplaudidos por todos como los grandes defensores de la patria y Fujimori seguramente ganará las elecciones en la primera vuelta. Según un sondeo efectuado tras el alto el fuego, el candidato-presidente cuenta con el 71% del respaldo ciudadano. Atrás quedaron las denuncias contra los militares de haber llevado a cabo una guerra sucia para exterminar a Sendero luminoso. Seguirán presas las más de 300 personas, según Amnistía Internacional, injustamente acusadas de ser terroristas, condenadas a 25 años y cadena perpetua. Las imputaciones de las relaciones entre los militares y el narcotrafico persistirán, pero no podrán romper el secreto castrense. El ex-secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, principal candidato de la oposición difícilmente podrá remontar la desventaja de enfrentarse a un presidente “victorioso” que dispone de todos los recursos del estado para hacer campaña y reelegirse.

En Ecuador los militares y los políticos nacionalistas tienen los recursos para continuar por años con su predica antiperuana y chauvinista. Los peruanos tienen más suerte, porque ni el actual presidente ni los mandos militares han incentivado un ánimo belicista y han actuado con bastante calma. Exceptuando por algún folklórico personaje o un diario sensacionalista, el clima ha sido pacifico, considerando la virtual guerra que enfrentaban. Con el alto al fuego declarado este 14 de febrero, todos dicen quedan satisfechos. Los peruanos dicen haber desalojado a los ecuatorianos, mientras estos dicen que se mantienen en sus puestos. Fujmori no ha podido mostrar la Tiwinsa recuperada, y los ecuatorianos llevaron a la prensa extranjera al otro Tiwinsa que un corresponsal describio como “un bohio con tres palos”. Así es de increíble esta guerra, todos dicen ganar, mientras tanto las madres y esposas de los jóvenes soldados muertos seguirán llorando a sus víctimas. Preguntar quien empezó la guerra, es como buscar al culpable de un amor ilícito. Los dos pecaron. Los verdaderos verdugos celebrarán sus triunfos políticos y sus negocios, encubiertos por democracias donde el poder militar ya no necesita de hombres de verde para gobernar con tranquilidad.

EL COSTO DE LA GUERRA.

Los costos de la guerra son a todo nivel. Por el lado comercial, Ecuador exportaba a Perú 150 millones de dólares, mientras que éste, solo le vendía a su país vecino 60 millones, con una balanza comercial beneficiosas en 90 millones en 1994 para Ecuador. Fujimori ha señalado que sólo han gastado 10 millones de dólares en el conflicto, pero según cálculos independientes realizados por el decano del colegio de economistas Jorge González Izquierdo, la guerra le habría costado al Perú, alrededor de 400 millones de dólares. Esta cifra incluye la reposición del equipo perdido, de los aviones y helicópteros caídos y de los gastos de transporte, alimentación y abastecimiento de las tropas. El gobierno peruano había establecido una reserva de uso para 1995 de 700 millones de dólares, que le permitió afrontar el conflicto sin alterar su programa económico, ni establecer medidas extraordinarias. Para Ecuador, la realidad es dramáticamente distinta. El gobierno ha debido implantar un impuesto de guerra y serias restricciones energéticas. Sus reservas internacionales han disminuido en 100 millones de dólares en los primeros quince días de guerra y las bolsas de valores de Quito y Guayaquil experimentan una brutal caída en su índice de operaciones. Aún después del cese temporal de hostilidades, se siguen produciendo importantes retiros de depósitos en los bancos, para la compra de dólares. Es posible que puede haber cierta dosis de campaña psicológica para cohesionar el frente interno, como el cierre de las discotecas y otros lugares de diversión, pero no se puede dejar de reconocer la debilidad de la economía ecuatoriana.

En cuanto a perdidas de vidas, los datos extraoficiales parecen confirmar que han muerto hasta el momento aproximadamente 100 jóvenes de ambos bandos. El gobierno peruano insiste en que solo ha sufrido 38 bajas, pero pilotos llegados de la zona de guerra dicen haber visto decenas de cadáveres regados en la selva. Como es costumbre se alteran y ocultan el número de víctimas que provienen de los grupos más pobres y marginales de estos países. Los civiles también perecen por la colocación de minas terrestres antipersonales en las zonas fronterizas por parte de los militares ecuatorianos. Decenas de personas son detenidas, en especial en Ecuador acusados de ser espías.

JUEGOS DE GUERRA

En el terreno militar también se dan cosas extrañas. El presidente Fujimori señala que el agresor es Ecuador, pero una pregunta que surge es por qué un país en notoria inferioridad militar como éste, atacaría a su vecino del sur. Tal vez la explicación está en la larga preparación política e ideológica de políticos y militares ecuatorianos, para recuperar su “territorio” en la Amazonia, cuestionando el Tratado de Río de Janeiro, y manteniendo un permanente clima nacionalista contra Perú. Sus vecinos del sur, tienen razón de que es, por decir lo menos, poco amistoso publicar y distribuir mapas oficiales donde ciudades peruanas como Iquitos y Yurimaguas figuran como ecuatorianas. Según la última edición de Military Balance del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres, la superioridad peruana, es en todas las armas. Se señala el desarrollo que ha tenido la aviación de los dos países. Perú cuenta con 96 aviones de combate y 15 helicópteros artillados. Por su parte Ecuador cuenta con 83 aviones de combate, entre ellos 9 Kfir de fabricación israelí, 8 cazas Jaguar franco-britanicos, y 13 Mirage 2000. En tropas de infantería, Perú cuenta con 115 mil soldados frente a los 58 mil de Ecuador. Pero no solo son determinantes la cantidades, pues Perú cuenta con un ejercito victorioso que viene de una larga guerra interna contra Sendero Luminoso. Miles de soldados especializados en condiciones sumamente duras, para la guerra de guerrillas en la selva. El gobierno ha movilizado a unos 10 mil efectivos y tropas de elite que se encontraban en las zonas de emergencia. Ecuador por su lado ha mejorado su preparación militar desde 1981, cuando también se produjo otro conflicto fronterizo donde fueron derrotados. Se han dotado de defensas antiaéreas para nivelar la superioridad de la aviación peruana y de modernos sistemas de comunicación y localización del “enemigo”. Tienen la ventaja de haber desarrollado una coherente política de fronteras, poblando los limites con Perú, y construyendo vías de comunicación que le permiten llegar y abastecer rápidamente sus posiciones. Estos cambios hicieron que los militares peruanos modificaran sus tácticas militares, y pasaran a un enfrentamiento cuerpo a cuerpo que ha resultado en una victoria más difícil de conseguir.

Un dato importante es la existencia en ambos países de grupos de militares ultranacionalistas. En diversas reuniones, estos militares han denunciado que los EE.UU., pretende destruir las soberanías de sus países, desarticulando y desarmando a los ejércitos nacionales. Según la revista IER, terminado el peligro comunista, Washington los pretende reducir al papel de policías nacionales. En los textos del IER que han publicado, sus referencias van desde los carapintadas argentinos, los sanguinarios militares haitianos, hasta el nacionalista coronel Hugo Chavez de Venezuela. Esta guerra les permitirá presionar para retomar un camino armamentista, y responder a quienes plantean reorientar los gastos destinados a las fuerzas armadas, hacia planes de desarrollo.

Desarrollo del conflicto

En vista de los incidentes fronterizos acaecidos entre Agosto y finales de 1991, se produjo a comienzos de 1992 en Quito, un encuentro entre los presidentes de los dos países. La visita del presidente peruano, Alberto Fujimori, se proponía allanar las dificultades que impedían una solución diplomática al problema fronterizo, firmándose el llamado "pacto de Caballeros". En la tarde del 9 de enero de 1995, cerca de las 17:30 horas, en la zona del Cenepa, una patrulla de cuatro soldados peruanos del Batallón de Infantería de Selva "Callao" Nº 25 tuvo un encuentro con una patrulla ecuatoriana del Batallón Nº 63 "Gualaquiza". Al día siguiente las tropas peruanas son acompañadas por las ecuatorianas hasta el PV-1. El 11 de enero se produce un nuevo encuentro, de nuevo en la zona peruana del Cenepa, cerca de las 13:00, la patrulla peruana -de aproximadamente 10 soldados- es conminada por los ecuatorianos y se inicia un breve intercambio de disparos.

Sin embargo, estos incidentes fueron solucionados por la vía diplomática, llegando incluso a emitirse el 14 de Enero de 1995, una declaración conjunta que enfatizaba: "en la zona de frontera, hay un clima de paz y tranquilidad".

En los días 19 y 22 de ese mismo mes, se volvieron a registrar escaramuzas entre patrullas militares de los dos países.

Las versiones políticas atribuyeron el crecimiento del enfrentamiento a la situación política que reinaba en ambos países; así, mientras el presidente ecuatoriano Sixto Durán Ballén se encontraba con bajísimos niveles de aceptación popular, su homólogo peruano Alberto Fujimori preparaba el camino para su reelección. En ambos casos, la popularidad de los mandatarios se incrementó.

Argentina, siendo parte del Protocolo de Río de Janeiro, y, por lo tanto, obligadamente neutral en el conflicto, proporcionó armas a Ecuador para ser usadas en contra del Perú, hecho que se tornó en todo un escándalo internacional, que incluso salpicó al gobierno venezolano de aquel entonces, llegándo la Presidenta argentina Cristina Kirchner, en ocasión de una visita oficial al Perú el 22 y 23 de marzo de 2010, a ofrecer disculpas formales en nombre de su país.[8]

En total se despacharon 75 toneladas de armamento, por un valor de 33 millones de dólares, que comprendían ocho mil fusiles FAL, 36 cañones de 105 y 155 mm., diez mil pistolas de 9 mm., 350 morteros, 50 ametralladoras pesadas, 58 millones de municiones, 45.000 proyectiles de cañón, nueve mil granadas, y explosivos. Estas armas partieron del aeropuerto bonaerense de Ezeiza el 17, 18 y 22 de febrero con destino a Venezuela, que después fueron transferidas a Ecuador

Chile, por su lado, también había realizado entregas de armas y pertrechos militares al Ecuador, en plena guerra del Cenepa. Parlamentarios opositores al régimen de Alberto Fujimori en el Perú, denunciaron que éste había negado el permiso para que aviones de la FAP interceptaran a dos aviones cargueros de la FAE, que, después de realizar una escala en Brasil, se dirigieron a Iquique, en Chile, con el fin de cargar pertrechos y armas. Chile se defendió, aduciendo que se cumplió la entrega de un contrato de venta de armas, firmado antes del inicio del conflicto. La venta de armas de Chile a Ecuador, se realizo el 31 de Enero de 1995.El monto de la venta fue de 1millon 900mil dólares y consistió en 3,000 fusiles, 7,829 cargadores y 300 cohetes Low.