domingo, 25 de septiembre de 2011

RESULTADO DE LA GUERRA


Ecuador, los militares han cumplido sus objetivos. Su poder no será tocado, y todo intento de reducir su control será visto como una falta de patriotismo. Mantendrán el canon petrolero por 15 años más, conservaran sus empresas y reforzaran su presencia en el gobierno. Duran Ballén no podrá aplicar su programa de reformas y deberá contentarse con un acuerdo con los militares que le permita terminar su mandato. En Perú, los militares han sido aplaudidos por todos como los grandes defensores de la patria y Fujimori seguramente ganará las elecciones en la primera vuelta. Según un sondeo efectuado tras el alto el fuego, el candidato-presidente cuenta con el 71% del respaldo ciudadano. Atrás quedaron las denuncias contra los militares de haber llevado a cabo una guerra sucia para exterminar a Sendero luminoso. Seguirán presas las más de 300 personas, según Amnistía Internacional, injustamente acusadas de ser terroristas, condenadas a 25 años y cadena perpetua. Las imputaciones de las relaciones entre los militares y el narcotrafico persistirán, pero no podrán romper el secreto castrense. El ex-secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, principal candidato de la oposición difícilmente podrá remontar la desventaja de enfrentarse a un presidente “victorioso” que dispone de todos los recursos del estado para hacer campaña y reelegirse.

En Ecuador los militares y los políticos nacionalistas tienen los recursos para continuar por años con su predica antiperuana y chauvinista. Los peruanos tienen más suerte, porque ni el actual presidente ni los mandos militares han incentivado un ánimo belicista y han actuado con bastante calma. Exceptuando por algún folklórico personaje o un diario sensacionalista, el clima ha sido pacifico, considerando la virtual guerra que enfrentaban. Con el alto al fuego declarado este 14 de febrero, todos dicen quedan satisfechos. Los peruanos dicen haber desalojado a los ecuatorianos, mientras estos dicen que se mantienen en sus puestos. Fujmori no ha podido mostrar la Tiwinsa recuperada, y los ecuatorianos llevaron a la prensa extranjera al otro Tiwinsa que un corresponsal describio como “un bohio con tres palos”. Así es de increíble esta guerra, todos dicen ganar, mientras tanto las madres y esposas de los jóvenes soldados muertos seguirán llorando a sus víctimas. Preguntar quien empezó la guerra, es como buscar al culpable de un amor ilícito. Los dos pecaron. Los verdaderos verdugos celebrarán sus triunfos políticos y sus negocios, encubiertos por democracias donde el poder militar ya no necesita de hombres de verde para gobernar con tranquilidad.

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